Semillas Libres: “Estamos desarrollando un sistema económico solidario, basado en el cooperativismo y el intercambio directo”

9_7_2013_11_15_45Entrevista a Valentina Vives Granella, vocera de la Red de Semillas Libres (RSL) en Chile, quien estudió química y biología ambiental y se desempeña actualmente como activista por la biodiversidad, la agroecología y la promoción de la identidad cultural de los pueblos, así como la semilla fuente de vida y creatividad. Con ella abordamos los propósitos y desafíos de la Red, su visión sobre los modelos industriales de crecimiento, extracción y monocultivo y las diversas iniciativas que se impulsan para el fortalecimiento de economías locales y autosuficiencia con respeto al entorno.

Valentina Vives Granella, vocera de la Red de Semillas Libres (RSL) en Chile, actualmente habita los entornos valdivianos, con sede en el Rebellín. Moviéndose por la región de la Araucanía, Los Ríos y Los Lagos, trabaja en conformación de redes humanas de colaboración en torno a la permacultura, autosuficiencia, y buen vivir, con foco particular en las semillas, base de la vida. La casa escuela que lleva tiene por propósito promover el desarrollo local y sostenible desde sus muchas aristas, conectando y vinculando a la comunidad en la práctica. Valentina estudió química y biología ambiental en la Universidad de Chile pero en la actualidad se desempeña como activista en defensa de la biodiversidad y los pueblos originarios. Principalmente a través de redes de colaboración, educación y campañas de difusión e información.

¿Cómo y porqué surge la Red de Semillas Libre Chile?

R: Las semillas originales, antiguas, nativas y/o criollas y toda tradición cultural (sabiduría ancestral) asociada a su cultivo, la alimentación, gastronomía, la medicina, los textiles, las celebraciones, rituales, ceremonias, guarda y siembra, están hoy amenazadas y en riesgo de desaparecer por diversas circunstancias que derivan del sistema agroalimentario industrial moderno. Entre las principales amenazas destacan las leyes que permiten adquirir derechos de propiedad intelectual sobre las semillas, la manipulación genética, los monocultivos, las barreras fronterizas, entre muchas otras incluyendo la desconexión creciente de los seres humanos con la Tierra y la falta de observación y respecto hacia los ciclos propios de la naturaleza.

Estas leyes y este modelo permiten la erosión la genética y la erosión cultural, perdiéndose la identidad, monopolizándose la alimentación. Si se controlan las semillas se controla a las personas. Este movimiento, que pone en el centro y en la base de su accionar a la semilla, es un movimiento que tiene como causa final la liberación de los seres humanos y el buen vivir.

La RSL Chile se formó como tal el mes de agosto de 2012 luego de reconocerse personas de diversas disciplinas y quehaceres como activistas y amantes de las semillas de VIDA. Estas personas se conectan con el propósito de fortalecer acciones conjuntas por la liberación de las semillas y la promoción de las autonomías del ser humano.

La RSL está en constante y necesaria expansión y fortalecimiento a través de encuentros regionales, campañas de difusión en liceos y universidades, promoción de mercados ecológicos, sistemas participativos de garantía, acciones legales en defensa de los pequeños agricultores (por contaminación genética), talleres y capacitaciones en agroecología, entre otras actividades. No tiene cabeza, funciona de manera horizontal, auto-organizada de manera local y en libertad a través de voceros/as. Se basa en la acción conjunta, la amistad, la confianza, la conversación y el intercambio de semillas y saberes. Trabajamos por rescatar y promover la identidad cultural de los pueblos, así como la semilla fuente de vida y creatividad.

Este es un movimiento inclusivo, sin persona jurídica, que vincula (une) a todos aquellos que perciben esta amenaza. Se mantiene vivo gracias al amor y profundo respeto por la creación.

La Red de Semillas Libres de América se conforma previamente, el mismo mes de agosto en Ollantaytambo (Valle Sagrado de los Incas, Cusco, Perú), en el contexto del aniversario número 20 de la asociación francesa Kokopelli. Hacen parte de la RSL guardianes/as y amantes de semillas de Argentina, Perú, Bolivia, Brasil, Ecuador, Colombia, Venezuela, Costa Rica, México y Chile, adhiriendo a una declaración de principios y comprometiéndose a una reunión anual como mínimo. Esta es una causa planetaria que nos incumbe a todos/as, es importante dar una mirada amplia y global al fenómeno que ha desatado la “agricultura” industrializada desde la revolución verde para dimensionar el riesgo que representa.

¿Cómo se organiza la RSL, cuál es su propósito y sus principales actividades?

R: Los principales fuertes de acción de la red son la educación, para todos los niveles, la difusión de causas e información (textos, noticias, declaraciones) y la participación activa en seminarios, congresos, charlas, conversatorios, y encuentros en general o talleres afines a los propósitos de la red. Los encuentros que organiza la RSL a nivel regional, local, cada cuatro meses (solsticios y equinoccios) son de suma importancia para expandir y fortalecer la misma en los territorios. Esta es una red de redes. Es trascendente y urgente conectar a los movimientos urbanos con los rurales (campesinos y pueblos originarios) para dar fuerza en unidad a la RSL (intercalamos zona rural y urbana cada vez).

Nos ocupan las semillas, todas, no sólo aquellas que tienen uso. Nos ocupa la diversidad biológica y cultural, trabajamos para frenar la homogenización de cultivos y por ende de seres humanos, por que reconocemos riqueza en la diversidad. En las semillas de vida reconocemos millones de años de (co)evolución, reconocemos un patrimonio planetario. Nuestro propósito es frenar la fuerza egoísta y destructiva a través de la educación y el entendimiento, mostrando qué sucede y compartiendo herramientas para accionar de manera creativa, facilitando y honrando la diversidad y generosidad propia de la naturaleza.

Realizamos reuniones periódicas y participativas, por localidad y según los requerimientos de cada grupo. Trabajamos en un contexto de profundo respeto por nuestra diversidad, para construir juntos/as y en consenso.

¿Cuál es tu mirada de frente a los actuales intentos de expansión de industrias extractivas, energéticas y agroindustriales?

R: Comprendo el desarrollo como una forma de vivir mucho más amplio y profundo que el mero crecimiento (económico). Crecer es un fenómeno físico, limitado, crecemos hasta cierto punto y luego nos seguimos desarrollando. El desarrollo tiene que ver con cómo vivimos y transmitimos la cultura y para eso hace falta saberse parte de algo mayor (en espacio y tiempo). Si dejamos de lado nuestras relaciones, y me refiero a relaciones con el entorno (en nuestro entorno habitan otros seres) en el propósito, difícilmente vamos a llegar a desarrollarnos como seres humanos. Las relaciones no son materiales, las comunicaciones incluso se han llevado a la virtualidad, dejamos de conversar. A esto me refiero con desarrollo más allá del crecimiento tangible. Debemos ampliar la mirada e intentar ver en el largo plazo, ¿qué pasará con nuestro futuro común? Para mi la clave está en el desarrollo local, antes de hablar de desarrollo sostenible debemos hablar de economía local (de redes de intercambio, de colaboración y de economía solidaria), fortaleciendo y educando en las comunidades. Las empresas transnacionales escapan a las necesidades locales, generalizan en una mirada parcial por que los mueve el crecer económicamente (como si esta fuera la clave del desarrollo y la felicidad). Esto es permitido por modelos de organización verticales, jerárquicos, y de abismal inequidad.

Las mega industrias agrícolas (lo mismo con las eléctricas y etc.), escapan de la escala humana. Ya no sabemos de dónde viene y ni cómo se sembró, o cosechó el pan que me alimenta. Los niños piensan que los tomates vienen de una fábrica o laboratorio (y no están tan equivocados). No digo que todos debamos ser agricultores (ojalá si), pero al menos debemos ser conscientes de que lo que comemos (y consumimos en general, incluyendo la electricidad) tiene un impacto en el presente y claramente en el futuro. Nos alimentamos pésimo y pagamos la cuenta en el hospital, vivimos estresados por nuestro propio estilo de vida (que muchas veces no elegimos) y por la contaminación que nos rodea. Este modelo de crecimiento ilimitado, en un planeta donde los recursos son limitados ya no es saludable, no estamos respetando los tiempos de la Tierra que no alcanza a limpiar sus aguas cuando ya las contaminamos nuevamente. En la recuperación de la memoria, en el acoplamiento a los ciclos virtuosos de la naturaleza, que tan bien conocen los pueblos originarios (que no son nuestros, son hermanos), en la sabiduría que conservan a través de prácticas, en su cultura aún viva. Es ahí donde queremos inyectar energía, desde ahí queremos repensar el desarrollo, recordando y observando, cómo funciona, cómo acciona la naturaleza, funcionando y accionando con ella en armonía.

¿Cómo afecta la industria agroalimentaria moderna a la soberanía alimentaria y a la diversidad agrícola?

R: Casi no podemos decidir qué comer ni cuando comerlo, por que la oferta de alimentos es muy limitada (de comestibles procesados es infinita, con infinitas cantidades de preservantes y colorantes, y ni siquiera sabemos si es transgénico), sólo hay choclo dulce americano, y muchas frutas importadas con lo que sobra de la exportación nacional, todas fueron cultivadas con grandes cantidades de químicos así que tenemos que sacar la cáscara a la manzana. Y qué pasa con el suelo, con el agua, ¿qué pasa con eso? La contaminación se acumula, y los pesticidas matan mucho más que la “maleza” o a la “plaga”, matan todo y hacen que aparezcan superhierbas y superinsectos mas resistentes, más dañinas para el cultivo que queríamos proteger.

Los consumidores tienen un poder muy grande al decidir qué consumir. Este poder es casi más importante que un voto político, debemos empezar a hacer uso de ese poder, aprender a decir no al sistema industrial globalizado.

Nuestro propósito es depender cada vez menos de la industria, por eso hablamos de autosuficiencia. La industria está dañando los ecosistemas y nuestra salud, pone en amenaza la futura vida de nuestros hijos y los que vendrán. Es nuestro deber poner en práctica la vida sana de manera local y autogestionada, intentando consumir menos de las ferias y supermercados convencionales, organizándonos en un sistema interdependiente de mercaditos ecológicos basados en la colaboración y cooperativismo con los vecinos. Eso es desarrollo sostenible, no dependo de nadie ni nada en exclusividad pero si un poquito de todos/as, quienes a su vez dependen un poquito de mi, y lo más importante, nos conocemos, respetamos y confiamos. Después de todo, somos lo que comemos.

Promovemos la agroecología y los sistemas participativos de garantía (SPG), y es con intención que no uso la (carísima) palabra certificación, donde se recupera el valor de la palabra y se involucran todos/as realmente en la producción y el consumo (prosumo).

Es muy importante relacionar el término diversidad con riqueza, en todo sentido, pero sólo enfocándome a la diversidad agrícola, puedo decir que si una papa muere con la helada (cambio climático: episodios climáticos cada vez más extremos), tengo otra variedad menos abundante pero de mayor resistencia al frío y tengo que comer este invierno. Entonces, monocultivos traen pobreza, escasez y dependencia. Agricultura ecológica es riqueza, abundancia e interdependencia.

¿Qué visión destacas sobre desarrollos interculturales y particularmente sobre conocimiento ancestral Mapuche y el cuidado de las semillas nativas en Wallmapu?

R: El pueblo mapuche como parte de una cultura viva, guarda y contiene miles de años de sabiduría acumulada en la memoria de sus genes, ellas/os conocen los ciclos y ritmos de la naturaleza, saben. Las ñañas y las papays vienen de vuelta en este camino, son curadoras por excelencia, y para nosotros, un fuerte referente en cuanto a prácticas de recolección, guarda y multiplicación de semillas. Al igual que estas, la cultura mapuche está amenazada. Es nuestro compromiso rescatar y dar a conocer las prácticas ancestrales de cara al futuro. La cosmovisión de los pueblos originarios en general comprende el desarrollo de manera integral y acorde a los demás seres vivos, ellos practican la reciprocidad y la moderación, eso es respeto a la Madre Tierra, respeto a mis hermanos y respeto al gran espíritu por que me respeto a mi mismo como Ser integral. Para ellos no es necesario hablar de desarrollo sostenible, es así, en ambiente de respeto y común unidad con la creación, que se concibe el desarrollo humano.

Según tus percepciones ¿Cuál es la situación actual que enfrenta la vida rural?

R: A pesar de que por décadas se ha desvalorizado la vida en el campo, y de que los indicadores muestran que la migración campo – ciudad va en aumento en todo el mundo, observo que en Chile, desde la juventud, hay un movimiento creciente que está revirtiendo un proceso de centralización en las urbes. Los/as jóvenes están migrando al campo, los profesionales de diversas áreas están buscando la calidad de vida y la salud propia de los territorios rurales. Con ansias de aire y agua limpia, de vida simple y pacífica, en conexión con la naturaleza y la comunidad, de a poco nos estamos trasladando en busca de nuevos horizontes, cansados del individualismo, la contaminación y la violencia propia de las grandes ciudades ya nos hartó. Las nuevas generaciones estamos buscando desarrollarnos allí donde todavía se valora la conversación, la vida pausada, la contemplación, el convivir y trabajar con la Tierra. Hay infinitas formas de desempeñarse intelectual y culturalmente, de manera profesional, las aspiraciones y las escalas de valores están cambiando, el concepto de buen vivir, de manera sencilla y en armonía con las demás especies y el entorno está tomando cada vez más fuerza. Los campesinos y pueblos originarios son quienes tienen la sabiduría y queremos valorarlos y validarlos, queremos aprender de ellos, queremos que la vida en el campo sea reconocida como digna y loable, pues es trabajo duro, requiere de entereza, esfuerzo físico, convicción y sobretodo amor profundo por la naturaleza. La RSL en Chile busca conectar y visibilizar el trabajo silencioso pero imprescindible de aquellas personas que cumplen con estas características y que son por generaciones de generaciones guardianes de semillas y saberes de vida. Para que no se confundan y caigan en la trampa de la mega producción, para que sepan lo que vale su trabajo como productores y se sientan orgullosos de ser agricultores. Como dicen por ahí, dos veces al año necesitamos de un médico, pero todos los días, cuatro veces al día, necesitamos de un agricultor.

Y ¿Las oportunidades, proyecciones y transformaciones desde los sectores campesinos y comunitarios?

R: Está todo por hacer. No sólo en las zonas rurales, que es donde está el aprendizaje, para los que decidan quedarse en la ciudad queda una tarea no menor, reverdecer y educar a los millones de niños que están formándose (algunos dicen deformandose) en las ciudades. El concepto de resiliencia me gusta y me identifica, lo nuevo nace de lo muerto, como los descomponedores, transforman, en el eterno ciclo la vida resiste y vuelve a nacer. En relación a las oportunidades y proyecciones me gustaría destacar una de las áreas de trabajo que estamos desarrollando tiene relación con un sistema económico solidario, basado en el cooperativismo y en el intercambio directo de bienes y servicios. Es aquí donde hay mucho por hacer, y existe un gran desafío: trabajar en equipo, sin egos, solidarizando. Fondos comunitarios que permitan al amigo, por ejemplo, construir su casa. Otro ejemplo podría ser: diseño tu página web por 10 gallinas, y así… Esto ya está sucediendo en Chile y tenemos la misión de conectar en una gran red nacional la cooperativas que ya existen y facilitar así el flujo de la información (compartir el aprendizaje y la experiencia) hacia los incipientes proyectos.

Por último, ¿Qué mensaje darías al pueblo mapuche para fortalecer la Red de Semillas Libres del Wallmapu?

R: Les diría que siento profunda admiración y fascinación por su cultura, les pediría que no se cierren, por que es necesario dar a conocer su cosmovisión y compartirla para que la ignorancia que existe en torno a ellos no siga generando prejuicios, desvalorización y violencia. Hoy más que nunca necesitamos de su inspiración. Les diría que regresen a sus comunidades, ahí es donde está su identidad, que no pierdan su memoria ancestral, que hablen en mapuzungún entre ellos y que enseñen a los/as niños/as, que sigan haciendo trankintun (sin semillas pintadas con químicos). Pero sobretodo, que recuperen su espiritualidad, finalmente es ese el motor de la riquísima cultura Mapuche.

Fuente: Mapuexpress

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*