PANGUIPULLI: TERRITORIO DE LOS VOLCANES Y LA SOBREVIVENCIA

Desde arribaPor Pedro Cardyn Degen

Si quieres venir a caminar por las montañas y por las mil historias de Panguipulli, voy a compartir contigo una reflexión hecha por una joven, reflexión que llegó no hace mucho a mis oídos: “Ya tengo 22 años y con mi familia vengo a veranear todos los años, desde que tenía doce. Y todavía no conozco las comunidades ni la historia mapuche”.

Si a Panguipulli, tuviéramos que ponerle un nombre, -un nombre más-, este podría ser el Territorio de la Siesta de los Volcanes. Pero tal vez sea más prudente no nombrarlo. Porque éste es el Territorio de lo que no se ve. De lo que no se deja ver, salvo en contadas ocasiones, salvo bajo ciertas condiciones, que no se dan a cualquiera, ni en cualquier momento.

Éste es uno de los territorios únicos del planeta. Te hablaré al menos de cuatro de las historias de esta zona: Primero está la historia geológica. Si tus ojos y tu corazón están abiertos, si vienes con respeto, pronto te darás cuenta que tus pies caminan sobre un macizo de roca impetuosa, anclada a cincuenta o setenta mil metros de profundidad, sobre el magma hirviendo de la tierra. Verás con tus ojos las cumbres nevadas de los cinco volcanes y tus músculos sentirán el inmenso temblor vertebral de la Falla Liquiñe-Ofqui. Podrás quizás presentir la advertencia cósmica de los cuarenta y un conos volcánicos en Pilmaiquén, bajo el manto verde de los coihues todavía impenetrables.

Después, podrás descubrir, -y solo paso a paso-, retazos de la historia inigualable de los primeros habitantes. El último gran Parlamento de Coz Coz y la historia mapuche, viva en uno de los últimos baluartes en ser penetrado por los occidentales. No hace mucho, todavía se podía escuchar comunidades decir: “Nosotros no queremos camino, proyectos ni luz eléctrica. Nuestros antepasados nunca la necesitaron. Vivieron bien, conocieron la felicidad y la tranquilidad. Además ¿Para qué, si detrás del camino siempre venían los despojadores?” Podrás escuchar de fortines, de túneles del tiempo, del Toro Rojo, de montañas que se mueven, de rogativas que detienen la ceniza o traen la lluvia. Rogativas que tal vez puedan ayudar a detener la vorágine desenfrenada del calentamiento global.

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