Si fuera por elegir unas de otras parras, siempre habrá una sola.
Aunque digan que era chilena, la verdad es que está bastante más lejos y anclada bien profundo.
Pues crece bajo el sol, sobre la lluvia, los vientos del desierto y las capuchas.
Brota cada hoja envolviendo cuerpos rotos.
Si cien años de Parra merecen que un país entero homenajee a un anti-hombre, entonces me apuro para que no sean cien años de ocupación a las hojitas de parra.
Fuente: Inspiración Nakba