20 de Junio, es una fecha épica en el Brasil actual. Fue ese día, en 2013, cuando un millón de manifestantes marcharon en las calles de las principales ciudades del país y lo hicieron entre bomba gas lacrimógeno, balas de goma, gas pimienta, entre tanto represión y la violencia policial. A pesar de eso, la población comenzó a luchar por nuevos medios de comunicación, una nueva policía y una nueva política.
El pasado 20 de junio 2014, tuvo nuevamente como protagonista a los gases lacrimógenos, de efecto moral, el spray de pimienta contra los manifestantes y los turistas, y más de una represión policial. La policía afirma que no tenían balas de goma, pero sin embargo cerca de 13 personas fueron detenidas. ¿La razón? Portar papelillos, un cargador de un teléfono portátil, una máscara antigases y haber recogido un tiro.
El derecho de ir y venir, el derecho de manifestarse, el derecho a cubrir el rostro, el derecho a ejercer la profesión de periodista y de media-activista; todos cercenados.
Está claro que se trata de un cuerpo de policía que utiliza estrategias tácticas: cansados de disparar balas de goma empiezan a obstaculizar el derecho de ir y venir de las personas y el derecho a ocupar las calles, con la violencia directa. ¡Arbitraria pequeña potencia, ego dictatorial! Así, evacuaron las calles, inhibieron la manifestación y cercaron a los media-activistas diciendo: Y más vale que te aguantes o vas a recibir una paliza.
Durante el acto “20 de Junio The Return of the Giant” cerca de 12 personas fueron detenidas, entre ellas dos periodistas de la red “Midia Ninja”, en un claro intento de inhibir a los media activistas que dan visibilidad a la arbitrariedad policial. Felipe Peçanha fue arrestado nuevamente cuando transmitía en vivo por streaming la manifestación. La razón de su detención dada por el Policía Militar fue la posesión de un explosivo altamente peligroso: un cuaderno y un cargador de teléfono. Otro periodista, Bernardo Guerrero, también fue llevado a la estación de policía porque fotografió las detenciones, arrebatándole la tarjeta de memoria de su cámara y un lápiz, para luego liberarlo.
El batallón de choque intento cercar a los manifestantes, pero el acto que se inició a la afuera de la Iglesia de la Candelaria continuó caminando hacia las calles del Barrio de Lapa, “cuna” de la bohemia de Río. En ese trayecto la gente siguió recibiendo golpes de lumas, soportando las patadas, el gas pimienta en los ojos y el efecto de los gases lacrimógenos.
¿Derechos? ¿Democracia? “Hoy en día la policía dejó de detener al malhechor por ser una policía ideológicas”, afirmó el Secretario de Planeamiento y Gestión del Estado de Rio de Janeiro, Sérgio Ruy Barbosa.
Restricción de los derechos, inclusive humanos. En un año electoral es cada vez más urgente la aprobación de la PEC 51, que trata de la desmilitarización de la policía, poniendo fin a este rasgo de la dictadura militar cada vez más presente.
“Ellos quieren pegarle a las personas para que dejen de movilizarse”, dice la gente. “Acaban de llevar a la delegación policial a dos personas que ni siquiera eran manifestante. La Policía Militar es una declaración de guerra contra su propio pueblo”, dice Gabriel Aquino, voluntario del Instituto de Defensores de los Derechos Humanos.
El acto de conmemoración del inicio de la lucha del pueblo brasileño en las calles continuó en Arcos de Lapa, donde se festejó con una fiesta junina (festividad popular del Brasil, celebrada en el mes de junio) el mes de manifestaciones que marcó al país el 2013. En este lugar, se armó una nueva cuadrilla de policías, ya no para encarcelar, sino para liberar palabras de orden y parodias con nuestras directrices de lucha.
Fuente: NINJA
Traducción: Pía Argagnon Ocampo