El sábado 18 de Octubre recién pasado, se llevó a cabo en Copiapó la ordenación episcopal del nuevo Obispo de la Región de Atacama, Celestino Aós Braco. En la ocasión, junto a la presentación del vino se ofrecieron hielos simulando los glaciares de la cordillera que dan vida a los valles interiores de la región de Atacama y se reafirmó con fuerza el compromiso que la Iglesia Católica de la Región está con la Defensa del Agua y la Vida.
Por su parte, a través de una carta pública, una serie de organizaciones sociales, vecinales, agricultores, crianceros, comunidades diaguitas, comunidades de iglesia y productores, que llevan más de 14 años defendiendo la vida y el agua de los megaemprendimientos mineros mineros en la naciente de sus cuencas y sobre su ecosistema glaciar, entre ellos Pascua Lama y el Morro, despidieron al Obispo Gaspar Quintana y le agradecieron toda su labor la cual en gran parte tuvo como motivación la defensa de la vida, del agua y de la dignidad humana, haciendo con ello de la Iglesia Católica un actor de vital importancia y apoyo en la lucha por la defensa de la vida emprendida en el Valle del Huasco.
Las comunidades jamás han olvidado todo el apoyo brindado por la Iglesia, las multitudinarias misas en el río, la compañía en las marchas, las presentaciones en la cámara de diputados, los foros, entre tantas más. Todas estas instancias son atesoradas y recordadas como un gran apoyo.
Patricia Álvarez miembro de la Asamblea por el Agua del Guasco Alto y de la Pastoral de la Salvaguarda de la Creación expresa: “Agradecemos enormemente estos trece años de servicio pastoral de nuestro querido Obispo Gaspar Quintana, por su compromiso, valentía y defensa de la vida, que nos animaba a “cuidar “desde dentro de nosotros” la creación, no siempre tenida en cuenta en los proyectos de desarrollo social y económico de nuestro país”.
“Esperamos que el nuevo Obispo, esté informado del conflicto que se vive en nuestro Valle y la postura que ha tenido la Iglesia de Atacama por Salvaguardar la creación que Dios nos ha dado, para dar continuidad con el legado que ha dejado don Gaspar “de esta Iglesia que peregrina entre los valles y desierto de Atacama, por defender el medio ambiente, aceptando el desafío cotidiano de nuestro plantea desde una ética de la fe cristiana”.
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