Hoy se cumplen tres años desde que falleció mi padre Adrián Carlos Prieto Delgado, a causa de una enfermedad llamada Mesotelioma pleural maligno, enfermedad mortal provocada por el asbesto. Mi padre nació en la Población Pizarreño que se ubica a un costado de la fábrica y trabajó en la misma durante un tiempo. Desde ese entonces junto con otros hijos, nietos y vecinos de víctimas de la fábrica de Maipú decidimos crear Unidos Contra el Asbesto y comenzar nuestra lucha contra el mineral y las empresas que lo ocuparon negligentemente a sabiendas del daño que provocaba a los trabajadores, sus familiares y vecinos.
Recuerdo perfecto a mi padre, luego de que le extrajeran un pulmón, estar lleno de tubos y máquinas conectadas a su cuerpo en una camilla de la Clínica UC y dibujar una sonrisa linda como él tenía, con una impronta decidida y alegre, dispuesto a enfrentar lo que viniera de cara a su enfermedad, cuestión que nos contagiaba a la familia, por eso todos teníamos fe de su recuperación. Ese mismo día acostado en su camilla mi padre me dice: “Adrián, hoy tú estás conmigo sufriendo esta enfermedad, viéndome adelgazar, viéndome retorcerme por mis dolores, viendo lo que me cuesta alimentarme, moverme y hacer mi vida con normalidad, pero este calvario lo han pasado muchos como yo, y como tú, otros hijos han visto deteriorar la vida de sus padres o madres y hermanos, pero esto no puede terminar así, tú debes hacer algo, no solo por mí, sino que también por los cientos de obreros y sus familias que fueron contaminados y asesinados por Pizarreño, pues esa empresa maldita es la culpable, gracias a Pizarreño yo estoy perdiendo mi familia, mis sueños, mi vida…”. Mi respuesta sin dudar fue sí, y desde ese día sé que yo no voy a descansar hasta que consigamos justicia, demostrando que Pizarreño es una empresa genocida y responsable de cientos de muertes, con el beneplácito de las autoridades, la mutual de seguridad y del Estado.
Los ex trabajadores, familiares y vecinos de la planta de Maipú siguen enfermándose y muriendo. Aún Pizarreño, la mutual y el Estado desconocen su culpabilidad y no han hecho nada para remediarlo, es más, desestiman nuestra fuerza y trabajo en la justa reivindicación que muchos llevamos a cabo, mintiendo, ofreciendo dinero y culpando a los mismos trabajadores y vecinos de las muertes.
Por eso hago un llamado abierto, sobre todo a quienes pertenecemos a la que una vez se llamó “la familia de Pizarreño”, a mis amigos de ACHVA y otras agrupaciones que luchan contra el asbesto u otros contaminantes y a todo habitante del territorio de Chile, pues este es un problema país, a que no desmayemos en la lucha, a que no olvidemos lo que pasaron nuestros seres queridos, a que no olvidemos y no perdamos de vista que NO ES JUSTO NI ES NORMAL MORIR POR TRABAJAR O MORIR POR VIVIR AL LADO DE UNA FABRICA.
También a no perder de vista nuestras causas en tribunales, debemos informarnos a través de nuestros representantes o abogados de cada gestión que se haga en pos de hacer justicia, pues los abogados aunque nos ayudan y prestan un fundamental servicio NO SON DUEÑOS de las muertes de nuestros seres queridos, no son dueños del dolor y el sufrimiento, y que aunque en tribunales debe probarse lo público y notorio (que pizarreño es culpable de contaminación y muerte) no podemos esperar sentados a que la justicia llegue, DEBEMOS SALIR A BUSCARLA, y ayudar en esta misión en las calles, barrios y en cualquier instancia.
Por último, desde aquí envío un mensaje a los dueños de Pizarreño y sus cómplices, VAN A TENER QUE MATARME PARA CALLARME, matarme igual como lo hicieron con mi padre, no me ofrezcan más dinero, no hay dinero alguno que silencie mi dolor, que silencie el llanto de mi madre en las noches, el daño que produjeron a mi hermana al quitarle a su padre y el daño que por meses sufrió mi papá.
Aunque mil puertas se cierren, otras mil abriremos para hacer justicia, eso es lo que esperan de nosotros quienes soportaron el calvario del asbesto, nuestros padres, madres, hermanos y amigos asesinados por Pizarreño y otras empresas.
Adrián Prieto Farias